4 de agosto de 2010

La Libertad del Asombro... por Valeria Sotomayor

Uno de los objetivos de este espacio virtual es dar a conocer lo que alumnos y alumnas son capaces de crear, pensar y plantear desde sus reflexiones... por esa razón es que les dejo el escrito de Valeria Sotomayor, estudiante de 4to B del Liceo Lenka Franulic. Ella nos plantea una reflexión crítica acerca de qué es lo que está ocurriendo en nuestra sociedad.... vale la pena leerlo....

Luego vendrán más escritos... Felicidades a los que se atreven a escribir!!!!


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Desde tiempos indeterminados, el hombre se ha caracterizado por ser un ente repleto de preguntas, curiosidad, conflictos, respuestas incompletas y puntos suspensivos repartidos por una vasta conciencia que guarda tras de sí una inimaginable inconsciencia. Entre esta maraña de interrogantes, los nudos que atan una idea con otra son hijos de nada más y nada menos que de la curiosidad, pequeña traviesa que da sentido a la imaginación y a la paciencia de quién se pregunta y espera encontrar las respuestas; la que da sentido a la eterna búsqueda de quién se da el tiempo de pensar un momento, y observar su derredor. Si se despega al ser humano de todos sus distractores (Tales como televisores, computadores, personas vanas, tecnología, etc), poco a poco abrirá los ojos y sabrá que el mundo que le rodea no era lo que esperaba; no aquello que la comodidad y las miradas rápidas no dejan encontrar, o simplemente, percatarse de su existencia. La mirada de la niñez se levanta, y las preguntas –Sofocadas por la banalidad de la rutina- afloran, convirtiendo al ser humano en un torbellino de buscar y encontrar, dudar y responder, desenterrar y saber, dejándole abrir los ojos ante las innumerables maravillas que despliega la vida ante nosotros, pero que no todos quieren o pueden ver.

Y la curiosidad es el estandarte de quién quiere responder sus preguntas. Preguntas muchas veces lógicas que empiezan a formar el contorno de la filosofía. La filosofía - Cuna del pensamiento y reflexión humana desde hace miles de años – es un estudio constante de cuestionamientos, y como estudio, requiere de su ejercitación continua y su análisis, tiempo y dedicación para lograr algún fruto. Pero esta filosofía (Cabe destacar que la filosofía a la cual me refiero es más bien personal, enfocada en el propio desarrollo como persona, indagando en las preguntas internas más profundas e íntimas relacionadas con nuestra personalidad y manera de pensar y no basada en metafísica, o tratando de rebuscar ideologías) no nace de la nada, espontáneamente, sino que el individuo que se hunde en sus aguas debe tener algunas características. Pero la más importante de ellas, es la capacidad de asombro. La capacidad de asombro es aquella virtud que nos permite ver las cosas de un modo diferente, siempre en constante cambio sin terminar encasillándola en un concepto vano, provocando que el objeto, persona, fenómeno u otros se conviertan en un algo sin real importancia, o que no nos detengamos a pensar en aquello nunca, creyendo conocerlo del todo. Un claro ejemplo es el de la visión social de hoy en día. En la actualidad, estamos en una era express: Si un café no está listo en cinco minutos, un concepto no es entendible a la primera oportunidad, el mail no abre en menos de un minuto, etc, es inútil para este ritmo de vida. Cabe decir dentro de esto que nuestro propio entorno también se vuelve express. Supongamos que al entrar en una sala de clases todos los días, tendrá presente el esquema general en su mente: La mesa del profesor adelante con su respectivo asiento, los bancos individuales con sus sillas, los muros blancos, los distintos posters, papelógrafos, informaciones adheridos a las murallas, etc. Seguramente, si yo pregunto a una persona que va saliendo de esta habitación cómo son las sillas, me responderá al instante todas sus características. Pero, si unos días después pregunto a la misma persona sobre el objeto, lo más seguro es que me dé una descripción vana: Me dirá que el forro de las sillas es burdeo, pero no me nombrará las rayitas grises que posee; que posee unos tornillos grises pero no que hay 5, etc. O si en vez de la silla, le pregunto por la vestimenta del compañero de al lado: Lo más seguro es que ni siquiera se haya dado cuenta de si llevaba zapatos o zapatillas. Ahora, usted puede decir “¿Y esto qué tiene que ver?” o “No, esto no me sucede”. Haga la prueba, lo más probable es que pase lo que acabo de relatar. Y bueno, tiene una explicación muy simple: En el absurdo apuro de la sociedad todo objeto tiende a verbalizarse, es decir, atarlo a un concepto abstracto y general para encasillar a todos en su mismo tipo. Se puede decir que un toro tiene cuatro patas, una cola, dos ojos y una nariz, mas si se intenta dibujar uno, será difícil darle su personalidad de toro en sí, y no la de cualquier animal cuadrúpedo con las características mencionadas; ya que al toro se le ha quitado su esencia y su personalidad de ente único, simplificando sus líneas y detalles a tal nivel que no somos capaces de estructurar su ser: Está la tendencia de hacer las cosas fáciles gracias a esta costumbre. Es por esto que esta capacidad de asombro es escasa entre las personas. Porque esta capacidad de asombro no se trata sólo de mirar detenidamente la silla, el toro, la persona del lado, etc, sino que interiorizar y ver cada parte, cada trocito, cada detalle que nos da la idea certera de lo que nos rodea y no una idea superficial para poder, luego de este “estudio” del entorno, ver lo que está tras de la máscara física y, cada vez con más facilidad, ver lo mismo con ojos diferentes para lograr siempre maravillarnos de las cosas que existen a nuestro derredor. (...) Continuar leyendo el Escrito: "La Libertad del Asombro" por Valeria Sotomayor

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